La limpieza del barniz de un instrumento

Características del barniz
Si bien todo barniz inhibe la sonoridad, se vuelve un mal necesario para proteger la madera, proporcionando a la vez belleza y personalidad al instrumento.
Debe reunir ciertas propiedades físicas de dureza, flexibilidad, transparencia, adherencia y resistencia mecánica.
Consiste de resinas y colorantes de origen vegetal y animal.
Cada resina tiene diferentes propiedades.
Ninguna resina por sí sola tiene todas las propiedades que requiere un instrumento.
Por ello se prepara una mezcla de varias resinas que, en su conjunto, dan lugar al barniz con las propiedades que el instrumento requiere.
Limpieza

El instrumento sufre con el tiempo un cambio en su aspecto exterior debido a la oxidación y otros cambios en la consistencia del metal, de la madera y de su barniz. Este proceso, lento e imperceptible a corto plazo, es irreversible: no se puede cambiar o eliminar; es un proceso químico. El resultado se denomina pátina.

La pátina también es una capa de materiales que entran en contacto con la superficie de los objetos y se adhieren a ella. Estos materiales existen en el medio ambiente, en el cual también podemos considerar el contacto del ser humano con el instrumento.

En la limpieza del instrumento, el enemigo a eliminar es la mugre. Para esto hay que tomar en cuenta que existe mugre de varios tipos que van a formar distintas capas. Uno de estos tipos consta principalmente de polvo (medio ambiente, brea en los instrumentos de cuerda frotada) y humedad, grasas, ácidos y sales (contenidos en el sudor humano y depositados por el manejo del instrumento). Otro tipo que proviene también del medio ambiente y depende por lo tanto del lugar y del uso que se le da al instrumento, consta de materiales como nicotina, chapopote, ceras, etc.

La limpieza del barniz consta de dos procesos:

1. La limpieza en sí, que retira elementos superficiales, considerados como “mugre”, cuyo propósito es dejar el barniz “desnudo”, es decir el barniz original, al menos en el estado inmediato anterior a su intervención, libre de los elementos extraños que consideramos como suciedad, sin atacar el barniz original con todos sus cambios químicos producidos a lo largo del tiempo de vida del instrumento.

2. La aplicación de una capa, con resinas de dureza menor que la del barniz, llamada “pulimento”, que renueva el brillo o lustre al barniz original. Sobre esta capa, al menos teóricamente, se deposita la nueva mugre en el transcurso del tiempo en que el instrumento está en uso o exposición al medio ambiente, hasta que una nueva intervención de limpieza con solventes retira la capa protectora, sobre la cual se acumuló la mugre, para después volver a aplicar una nueva capa protectora limpia.

Los limpiadores comerciales constan de los dos elementos: solventes y resinas que se aplican al mismo tiempo. Por ello, al usarlos, a la vez remueven la mugre y aplican una capa protectora. Es cierto que, al realizar este procedimiento, el paño o algodón con que se aplica el limpiador comercial se llena de mugre. Pero a la vez deja una parte de la mugre que se mezcla con las resinas del limpiador que servirán como capa protectora del barniz que se está limpiando, distribuyendo esta mugre a lo largo y ancho de la superficie del barniz. Al cabo del tiempo de uso de estos limpiadores comerciales, la capa protectora del limpiador se endurece junto con el residuo de suciedad que permaneció disuelto en el limpiador después de cada aplicación.

La limpieza que realiza el dueño del instrumento es normalmente con el instrumento armado. Por ello es común que no acceda a lugares como debajo de las patas del puente, ni debajo del cordal y el diapasón, incluso tampoco debajo de la barbada. Al cabo de varios años de uso de estos limpiadores, al retirar las cuerdas y el puente que se va a cambiar, se nota, principalmente alrededor de la superficie ocupada por las patas del puente, la acumulación de la resina del limpiador usado, ahora libre de todo solvente y, por lo tanto endurecida, y la suciedad que en él se disolvió: debajo de las patas del puente el barniz quedó como estaba años antes en el momento del ajuste del puente, y a su alrededor comienza una capa de aceptable grosor, notorio a simple vista.

La limpieza del instrumento que deberá ser realizada por el músico sólo puede estar abocada a la capa superficial de mugre que se acumula sobre la superficie del instrumento, limpiando periódicamente o después de cada uso con un paño de franela el polvo de la brea y todo lo que se logre retirar del contacto con las manos, principalmente el sudor.

Se recomienda que el retiro de la mugre acumulada a través de períodos largos se realice sólo por técnicos, ya que el trabajo requiere la utilización de solventes adecuados para cada tipo de barniz que, de no ser realizada con destreza, experiencia y conocimiento, también puede atacar la pátina que le da belleza al instrumento y por lo tanto también el barniz.